¡Que pena sentí al verte…!
Te encontré tan asustado,
tan triste y tan acabado,
que querías huir y perderte,
que querías irte de mi lado
y seguir con tu mala suerte…
¡Que tristeza me invadía…!
Pensando en qué te hicieron.
Viendo cerca tu agonía,
esa trampa que tendieron
con malicia y sangre fría…
¡Qué rabia me dio aquello…!
Imaginando tu gran dolor.
cuando cortaban tu pelo
con tu piel ensangrentada,
olvidando el gran amor,
que a tu amo, tú por nada,
le entregabas sin rencor…
¡Qué lastima sentí aquel día…!
¡Qué lastima sentí aquel día…!
Cuando te quise mimar y curar,
cuando mi cariño tú sentías.
Nuevo amo, el que tú querías.
Al que tú deseabas cuidar.
Era tarde, muy tarde y ya morías…
Y eso, nadie lo pudo evitar…
Era tarde, muy tarde y ya morías…
Y eso, nadie lo pudo evitar…
Európides
Este poema, forma parte de una historia real, en la que un salvaje dueño, peló a su perro a tijeretazos, sin importarle el cortar su carne y su piel y luego fue abandonado.
Lo encontró una señora en circunstancias extremas, enfermo, dolorido y desnutrido...
Lo encontró una señora en circunstancias extremas, enfermo, dolorido y desnutrido...
Y tras llevarlo al veterinario, pudieron curar sus heridas, pero al poco tiempo, este buen compañero y amigo, murió…
Realmente, la tristeza que desprendía y ese miedo a todo, lo reflejaba fielmente su rostro. Su cara, era de por sí un poema…
Sirva este poema como muestra y homenaje a todas las mascotas que en su día, fueron maltratadas y siguen siendo maltratadas, por quienes son sin lugar a dudas, mucho más animales que ellos.